Bajo nivel de aceite: Al no hacer un control adecuado del cambio de aceite, puede producir el recalentamiento del motor, ya que el aceite es el encargado de lubricar correctamente las piezas del vehículo. De ser este insuficiente, generará más fricción, por lo tanto, mayor temperatura.
Fallas en la bomba de agua: La bomba de agua es la encargada de circular el líquido refrigerante dentro del motor. Si tu auto evidencia fugas o escapes, es porque dicha bomba está presentando fallas, y, por ende, también el sistema de refrigeración, lo cual puede concluir en un indeseado recalentamiento del motor.
Deficiencias en el termostato y ventilador: Dos piezas fundamentales para regular la temperatura del motor son el termostato y el ventilador. Por una parte, el termostato es una válvula que regula el paso del refrigerante al motor al detectar temperaturas elevadas, si este se atasca o tapa, el líquido no puede pasar al radiador. Mientras que, el ventilador se encarga de tomar aire de la parte externa del coche, y llevarlo al interior. Por lo anterior, cualquier inconsistencia o daño en estas dos piezas puede derivar en un recalentamiento del motor.
Radiador ineficiente: Si el radiador tiene un funcionamiento deficiente, el recalentamiento del motor será inevitable, pues regular la temperatura es la principal función de esta pieza, por esto es importante mantener la limpieza en esta pieza. Además, se recomienda que el líquido refrigerante sea de buena calidad, para evitar oxidación y que esta misma genere obstrucciones.
Problemas en la correa de repartición: La correa de repartición es la encargada de proveer la energía necesaria para la bomba de agua y el ventilador. Es por esto que una falla o ruptura en la correa afecta directamente el sistema de refrigeración del auto.